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ExNcuEsTA FEMINISTA ARQENTINA

Pónganse todas las mujeres a alzar eon su corazón un gran- de anhelo de justicia en el corazón de cada hijo, y entonces el voto femenino-—qque tiendo a la justicia—estará sencillamen- te demás.

¡Ahb, mis mujeres!

Las mujeres, de un tiempo a esta parte, se preocupan sólo de copiar los movimientos masculinos.

—¿El hombre fuma?

—+¿Por qué no puede hacerlo la mujer?

—¿El hombre pierde el tiempo en los parlamentos?

—+¿Por qué no puede perderlo la mujer?

—¿El hombre va a la guerra?

—+¿Por qué no puede ir la mujer?

—¿El hombre usa pantalones?

—¿La mujer, por qué no, vamos a ver?

¡Sí, señoras mías; fumen, beban, vistan trajes masculinos, juren y gesticulen, sean caudillos políticos, hagan el servicio militar, vayan luego a matar hombres por una cuestión de frontera, sean gobernantes y roben y pierdan tiempo, sean mé- dicos y apristen los honorarios, sean abogados y pospongan el derecho natural a la ley, scan políticas y engañen con prome- sas, sean periodistas y ayuden a cubrir les agas de los «que tienen dinero!

¡Qué lejos están de mis mujeres!

¡El núcleo de mis mujeres! Fuertes y buenas. Llenas de amor. Trabajadoras. Estudiosas. Altivas. Dignas. Investigado- ras de la verdad. Mujeres de laboratorio. Madames Curies. Es- eritoras valientes. Predicadcras de paz. Literatas que desen- trañen Belleza y no borroneadoras de cuartillas contra los hom- bres para llamar la atención de los mismos hombres. Artistas intérpretes de la naturaleza y de Dios y no imitadoras del hombre. Luchadoras del mal. Anhelosas de perfección. Enemi- gas de la mentira. Mujeres capaces de vencer sus prejuicios. Verdaderas novias. Verdaderas madres. Conscientes. Mujeres que comprendan que en la división del trabajo que instituyó Dios y la Naturaleza, al hombre le tocó en cuerte—para desgra- eia de la humanidad—hacer leyes y reglamentos, votar y mar- char a la guerra! Todo esto hasta que ellas quieran.

¡Mis mujeres soñadas! ¡Mi núcleo de mujeres fuertes y bue- nas, llenas de amor! ¿Estará muy lejano todavía?

Herminia C. Brumana.

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