Encursta FEMINISTA ARGENTINA
Buenos Aires, Septiembro 24 de 1919. Sr. Miguel J. Font. Distinguido señor:
Muy agradecida a su atenta carta, contesto a usteñ lo si- guiente:
Sólo un criterio asaz retrógrado puede negarse a aceptar la necesidad de seguir por rumbos conducentes al eurmplimiento da las leyes de perfección universal.
Las orientaciones modernas son de una alta valorización de las actividades femeninas, desarrolladas hoy en ambientes que ant:ño fueron privativos del hombre.
Sin exclusión de país ninguno, la mujer puede dedicar su tiempo a aquello a que su vocación la determine, concurriendo, al par del hombre, a la obra colectiva de progreso, e inspira- da siempre en la belleza de esta finalidad: ser factor de tra- bajo que redunde en beneficio de la patria y ser útil a sus se- mejantes.
Pero ante todo—y está de más consignarlo—se impone ma- yormante, o por mejor decir, es imprescindible en toda perfee- ta educación femenina, la ciencia doméstica, dado que en el ho- gar, donde ella ocupa el primer puesto, toma parte prineipa- lísima..
Entre luego por el camino de las artes para comunicarnos las delicadezas de su alma impresionable, o por el de las cien- cias, con sus hondas meditaciones; siga siendo admirable por su acción en la beneficencia pública; ensaye el vigor de su fi- bra de luchadora en lo áspero de la política, donde es muy po- sible que surjan personalidades capaces de hacer buena obra de gobierno; revele sus aptitudes, sin trabas de ninguna cla- se, en la práctica de oficios industriales...
En suma: primeramente cumpla la mujer con sus deberes en el hogar y después labore en ocupaciones dignas y que me- jor respondan a sus inclinaciones, que estén más en armonía con sus dotes físicas e intelectuales, como asimismo con la si- tuación a que Dios la destinó en la vida.
En cuanto al proyecto de publicar una Revista en pro de la cultura y bienestar femenino, ¿cómo va a existir discrepancia de dictamen en la consideración de tan hermoso pensamiento?
Lo acepto, pues, tal vual Vd. lo presenta, agregando mi aplau-
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