Página:Encuesta feminista argentina.djvu/171

Esta página no ha sido corregida

ENCUESTA FEMINISTA ARGENTINA

Señor Miguel J. Font,

Muy señor mío: Descando corresponder a su amable invi- tación scbre la encuesta que se propone usted publicar, voy a tener el gusto de contestar con la sinceridad que siempre pon- go en todas las acciones de mi vida. Trataré de proceder sin apasionamiento, para no desviarme del verdadero objetivo que esta Revista persigue, en la maravillosa obra feminista que tanto preocupa hoy a todos los países civilizados del mundo.

Yo ereo, señor Font, que el momento actual porque atravie- sa el mundo, es el despertar de una nueva aurora para la mu- jer. Creo que ha llegado el momento en que la gran ola de la civilización debe de decidir el verdadero destino de la mu- jer, nacida no sólo para ser madre, sino también para com- pletar la gran obra evolutiva de la naturaleza en el Uni- Ver6o.

La mujer debe y puede contribuir al desarrollo de las múl- tiples tareas del hombre, y que son compatibles con su sexo. Gozar de los derechos civiles: ser administradora de sus bie- nes dentro del matrimonio. Poder ejercer cualquier profesión, arte o trabajo que sea lícito y digno de ella. Creo también: que en caso de divorcio, la madre debe de tener el derecho a la patrias potestad sobre sus hijos, quedando ellos hasta su ma- yoría de edad en poder de la madre.

El derecho de madre es “omnímodo”, y ninguna ley huma- na tiene el derecho de violar. “Oficio de madre”, como lo ex- plicó el rey don Alfonso el Sabio en su suavísima fábula cas- tellana, cuya etimología, “Matris et Monius”, significa “Ofi- cio de madre”, reconociéndole superioridad sobre el padre en esta unión. Siendo esta la razón, por la cual se llama “matri- monio”, y no “patrimonio”.

Por muchos siglos, la mujer ha vivido doblegada bajo el im- perio del hombre, convertida en “cosa”, ahogando sus más grandes anhelos, su inteligencia, todas las energías propias a su naturaleza, sus más justas ambiciones y hasta sus derechos más sagrados. Pero las eternas leyes que rigen el Universo parecen haber roto todos los obstáculos que se oponían como vallas insalvables, para que los hombres superiores, hsyan comprendido que la mujer es un ser capaz, no sólo de ser ma-

— 165 —