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ENCUESTA FEMINISTA ARGENTINA




votos inconscientes.

No me baso tampoco en futilezas, como las que se objetan cuando se dice que cómo va a ir a las cámaras una mujer y dejar su hogar, sus hijos; eso no tiene sentido; entonces no debería ir a las cátedras, a la escuela, a los empleos a buscar el pan de cada día, a cuya sombra están sostenidos tantos ho- gares y comen muchos maridos, padres y hermanos, máxime cuando sabemos que en estos tiempos el trabajo de los repre- sentantes del pueblo en la cámara es tarea liviana. Qué dire- mos del trabajo de las obreras, que al recargo de Jas fábricas y servicios, tienen a su regreso las obligaciones del hogar, las exigencias del marido a quien entregan su dinero para que lo dispendie. Por eso reclamo y reclamo la revisión de los có- digos y la equivalencia de los derechos civiles e igualdad en lo que sea factible; por aquella monstruosidad del código, que una mujer consciente o por el hecho de casarse, pasa a ser in- capaz.

Ambicionar, tener derechos políticos, en un país cuya es- cuela política adolece de todas las impudicias e injusticias que quebrantan la acción benéfica de los ciudadanos bien inspira- dos, donde la cposición sistemática no tiene en euenta para nada los intereses bicn entendidos del pueblo, donde los com- promisos de camaradería priman y obsesionan sobre la gran- deza y viqueza del país, cuya mejora se dilata, posponiendo su avance en el progreso a los intereses subalternos de parti- dismo, la ambición y el egoísmo; sería ¡perder la pureza del buen sentido que caracterizó en todos los tiempos a las grandes mujeres argentinas, al calor de cuya influencia se inspiró en muchos casos el patriotismo de los hombres que actuaron en nuestra hora homérica.

Conservemos, pues, el poder de la influencia incontamina- da. y reclamemos sólo lo posible y lo justo. Nada más.

En cuanto a la segunda pregunta de su interesante encues- ta, señor Font, sobre la urgencia de erear un diario o Revista que sostenga los verdaderos y bien entendidos derechos de la mujer, declárole mi entusiasta adhesión. Nacida y criada en un hogar donde se leían los mejores autores y se comentaban y aplaudían las producciones de Juana Manuela Gorriti, don- de se coleccionaba como una joya la revista “Ondina del Pla- ta”, que dirigía Sola Larrosa de Onsaldo, llevé siempre en el fondo de mi alma el anhelo de manifestar mis inclinaciones

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