LA MUJER
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actitud espiritual del varón, organizada en forma colectiva, ha engendrado los grupos nacionales, aprestados al despojo recí- proco y a la rivalidad en las actividades militares e industria- les, siendo causa, por ende, de los choques sangrientos entre esos grupos.
La mujer, en cambio, ha encaminado su acción social en el sentido contenido en los postulados ya citados: a) ha exalta- do los valores humanos, exigiendo una mayor consideración por la vida y la salud; b) se ha desinteresado casi en absoluto de los movimientos nacionalistas; el patriotismo en ella no ha tomado formas agresivas sino constructivas y positivas; e) no le ha interesado la política como un fin en sí misma ni como un medio de dominar y oprimir. Su noción del Estado. según lo traduce el carácter que la mujer ha dado a su actividad po- lítica, es el de un dispensador de una justicia más alta y hu- mana, libre de compromisos con intereses materiales o con see- tarismos políticos; d) en religión no le ha interesado el dog- ma (que es lo que ka contribuído a desnaturalizar la religión permitiéndole aliarse con intereses bastardos), sino su fondo humano. Los ereadores de dogmas han sido todos hombres; los que ban hecho de la religión una política, han sido igualmente hombres; para la mujer, en cambio, la religión ha sido siem- pre un recurso moral; al hombre le interesa la doctrina reli- giosa; a la mujer, la práctica del bien. Y prueba de ello es que de todas las órdenes religiosas, la inmensa mayoría de las que practican una filantropía militante, están formadas por mujeres.
El feminismo converge, pues, hacia el punto que constituyen los ideales expresados por los postulados ya formados. El fe- minismo se abrirá paso a medida que la necesidad de esas rei- vindicaciones entren en la conciencia social. Así como cada pueblo va descubriendo sus héroes a medida que progresa, esto es, desagraviando del olvido en que yacían pensadores a quienes sus contemporáneos no supieron valorar, así también, a medida que la sociedad humana se mejora, la importancia so- cial de la mujer se exalta, no porque entonces las gentes sean menos rudas y más cortescs, sino porque sólo entonces ceom- prenden la excelsitud de los ideales que antes menospreciaran y que la mujer mantuvo como un sagrado depósito.
La reivindicación feminista representa la integración, el per- fercionamiento de la obra de civilización. Contiene el precio-
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