Página:Encuesta feminista argentina.djvu/140

Esta página no ha sido corregida

TA MUJER

A |

do: sus ligas en favor de la paz responden de ese sentimiento maternal que vibra en todo corazón de mujer; todas sus pro- pagandas están impregnadas de filantropía y el movimiento que han operado no es otra cosa que un sentimiento de inmen- sa compasión hacia las mujeres y los niños que sufren y cuya suerte anhelan mejorar.

El día en que la mujer erea poder desentenderse de los cui- dados del hogar, que reclama una consagración casi coutinua, sobre todo si hay hijos pequeños, se habrá hecho también in- digna del sagrado nombre de madre. Es preciso, pues, no exa- gerar; si hoy descuida a menudo tan importantes deberes pa- ra correr en pos del placer y de las vanidades del mundo, aban- donando sus hijos y su hogar a manos mercenarias, con infi- rito perjuicio para todos, que, mañana, una mala interpreta- ción de su papel en la vida, no la haga igualmente condena- ble.

Otra faz de la cuestión femenina que hay que considerar ahora, es la condición actual de la mujer sin bienes de fortu- na y a quien las necesidades económicas arranean del hogar para lanzarla desarmada y débil a la lucha por la vida; ¿se le ha de censurar acaso cuando procura armarse y ponerse en condiciones de poder vencer? ¿no serán tal vez más culpables los que le hacen aún más penosa esta luela oponiéndole todo género de obstáculos, so pretexto de salvaguardar las fuerzas, la salud o el decoro femenino? ¿no debería más bien la socie- dad, en beneficio de la raza y en nombre de la humanidad, abrir camino a las que buscan en el trabajo honrado. un re- eurso contra el vicio y la miseria que debilitan y degradan ?

Que se le deje la libre elección de una carrera cuando una educación conveniente le haya permitido revelar sus aptitudes, y que sea la concurrencia la que se encargue únicamente de eliminarla de aquellas ocupaciones contrarias a la salud, supe- riores a su capacidad y a sus fuerzas.

Razón de más peso para oponerse al ingreso de la mujer en las profesiones llamadas viriles, sería la observación de que con esto se provoca una baja en los salarios cuyo resultado es el rechazo de los hombres que son sustituídos por mujeres, lo eual, al fin y al cabo, sólo aprovecha el capitalista. “Cuando se ha reemplazado al empleado masculino con empleados fe- meninos, dice F. Coppée, se cree hacer realizado un progre- s0 y se piensa haber conquistado para las mujeres algo en el

— 134 —