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ENCUESTA FEMINISTA ARGENTINA E

llas que, usando bastón o empleando un lenguaje y modales harto libres, ereen dar muestra de independencia y superiori- dad de espíritu, sin comprender que sólo consiguen convertirse en seres anómalos y repugnantes.

M. Alfredo Fouillée, que no es feminista, piensa acerca de este motivo del modo siguiente:

“Sin duda hay que poner límite a las reivindieaciones fe- meninas, pero sea cual fuera la opinión que se tenga en cste punto, es cierto que la civilización de un pueblo puede medir- se según el grado de humanidad y de justicia que los hombres revelan en su trato con las mujeres... Encontrar en todo el equilibrio, asegurar doquiera la ecuación entre los derechos y los deberes, en la familia, por una distribución mejor del po- der y de las funciones, en la vida social, por una justa am- pliación de los derechos civiles de la mujer, sustituyendo así de una manera progresiva el régimen de sumisión por el de justicia, ¿no es éste uno de los más grandes problemas que habrá de resolver el porvenir?

Las feministas norteamericanas, que, como es sabido, se ha- llan a la cabeza de este movimiento, por sus mayores progre- sos, pretenden que en el futuro del New Woman, convertida por su cultura superior en verdadera compañera del hombre, transformará el hogar en un centro de goces intelectuales y de suprema armonía espiritual; el monopolio de las tareas seden- tarias estará en sus manos o bien el trabajo la elevará a una condición de absoluta independencia material; si se les pre- gunta que quién cuidará del interior del hogar, contestan con el aplomo característico de su espíritu atrevido y emprende- dor: pues se ocuparán de tales faenas las personas que sientan gusto por ellas y que harán de eso su oficio, o bien... las má- quinas.

En todo esto hay mucho de quimérico: “la mujer, como dice Margarita Durand, es inferior al hombre en fuerza física; la naturaleze limita su actividad y la maternidad no es un acci- dente pasajero, sino una función que absorbe la mejor parte de su existencia”. El instinto maternal, más fuerte que cual- quier educación, subsistirá siempre intacto a pesar de todo y por consiguiente, entonces como ahora, su papel en la vida será el sacrificio continuo y constante, la noble abnegación del ca- riño que se inmola por la felicidad de los demás; esa es tam- bién la esencia de su alma y las feministas lo están probam-

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