Página:Encuesta feminista argentina.djvu/135

Esta página no ha sido corregida

ENCUESTA FEMINISTA ARGENTINA A

nino hará que la madre enseñe a sus hijas a ser menos pudo- rosas y que las maestras hagan de sus discípulas más ingenuas y puras unas pobres “demi-vierges”, dispuestas a ser esposas siendo novias y coquetas siendo esposas.

Con almas mal iluminadas por la luz de la fe, y, en cambio, trabajadas por la erudición, la maternidad será una función meramente vital desprovista de amor, el matrimonio un deseo satisfecho y las casas de educación escuelas de impudicia.

El hecho de que la mujer aspire a ser más libre, más respe- tada en su persona y bienes, y más ilustrada, sólo es racional en aquellos ¿rabajos que no le impiden enidar de su casa, per- mitiéndole llevar a ella un aporte prudente de bienestar ma- terial, como el producto de ciertos empleos o profesiones com- patibles con su naturaleza moral y física. Fuera de ese límite, la casa quedará deshecha, porque no sólo faltará la presencia de la esposa y de la madre ante el esposo y los hijos, sino que éstos sufrirán siempre el desengaño de tener delante a una mn- jer hombre antes que a una eriatura enteramente adornada de sus naturales caracteres.


No es necesaria, sino perjudicial, la intervención tumultuo- sa de las mujeres en las discusiones legislativas o comunales: hay demasiado hombres para que ellas se ocupen de esos nego- cios. Cuando haya tantos hombres como mujeres en las tribu- nas públicas, no habrá hogares organizados; éstos se habrán fundido con el foro, viviremos todos como se vivía en la Gre- cia demagógica, y peor aún, porque en Grecia, mientras la mu- jer se mantenía en el gineceo, los filósofos y los demagogos perdían el tiempo y arruinaban la patria discutiendo a todas horas.

La mujer instruída, pero característicamente doméstica, pue- de influir e influye actualmente en el mejoramiento social. La casa que tiene una madre instruída, es sin duda mejor que la que la tiene ignorante o menos instruída. Es mayor el influ- jo de la madre y de la esposa dotadas de conocimientos útiles, que el de aquellas otras cuyo destino es la sola procreación y el cuidado de la prole; y de aceptar la doctrina feminista, lo ha- remos en el sentido del feminismo del hogar, no del feminismo del foro. Cuando una mujer, por su cultura, tiene ascendiente sobre su marido y sus bijos, éstos llevarán al foro las aspi- raciones de la esposa y la madre; la madre quedará en casa, pero el beneficio de sus enseñanzas e íntimas predicaciones se -

— 129 —