Ñl aminorar Sus aaa a la li- ón, en la que se refiere al delito, la sanción penal y la social no le conceden los atenuantes que se a wm al menor val insconsciente, a en 103 vectos. La miseria, el temor a la condenación socia tal, 1 aras ela y el ocio, son acaso los factores que determinan los delitos más comunes en las mujeres. La dependencia en que viven eon respecto al hombre, las arrastra en muchos casos a la indife- rencia moral que endurece el sentimiento de la dignidad por- sonel.
A la sociedad corresponde, pues, recordar sue toda legi.la ción para ser justa, debo compensar lo que exige, con lo que acuerda.
Las reivindicaciones que el femix se ve, basadas en el derecho natu tad del trabajo, los beneficios de una educación amplia, una legislación basada.en la equidad, y el derecho a interesarse por las cosas y los seres que le rodean, son aspiraciones legít que alcanzadas, permitirán a la mujer re y por complet su obra de elevado humanismo.
Y los que temen que tal emancipación pueda ir en contra de la institución Coméstica, sepan que a iravés de todas esas con- quistas, la mujer sólo ve un trinnfo absoluto: el de su condi- ción de madre, que elevando ei concepto de la maternidad a un punto de vista más abstracto y general, ya no se fía sólo de su instinto, basta el presente única norma en tau difícil Empresa; sino que pretende asentario sobre la base de las grandes leyes científicas que de más en rás rigen todos los fenómenos hu- manos.
La mujer del futuro, así formada, tendrá la visión neta de los principios inmutables de moralidad que revelan el acrecs tamiento de la simpatía entre los seres y el afán constante de alcanzar la verdad de que la ciencia marca las etapas; sentirá la convicción de que el mundo evoluciona hacia la sinceridad. Y después. de haber ensanchado los límites de su espíritu y de haberse convencido de que su función ineluctable y esencial es la de ser educadora por la carne y por el sentimiento, se inclinará sobre el niño y derramará su alma cargada de expo-
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