Página:Encuesta feminista argentina.djvu/116

Esta página no ha sido corregida

LA MUJER

5

la condición que el mundo ponga a la emancipación femenina.

Alguien ha dicho que el individuo no es libre porque las le- yes le declaren tal, sino porque siente en sí mismo la concien- cia de su personalidad. Nada más exacto en lo que se refiere a la mujer: ella será libre y sólo entonces responsable, cuando surjan de lo íntimo de su voluntad. la fuerza de usar de su de- recho y el valor de asumir su deber ante el mundo.

Trabajar en ese sentido, debe ser el empeño de todas las mujeres; iluminar la conciencia femenina, rectificar su juicio y dar solidez a sus sentimientos, no es hacer obra egoísta sino al- tamente humana y regeneradora.

Nuestro Congreso se propone, pues, contribuir a la obra de la emancipación de la mujer, entendiendo que en ese propósito va envuelto el convencimiento de que la libertad no supone po- der hacer todo cuanto se quiere, sino saber querer todo cuanto se debe.

Para llegar a ese fin, que es sin duda el de un perfecciona- miento muy elevado, la mujer tiene aún que recorrer un csmi- no de regular extensión, camino que el hombre ha recorrido ya en gran parte y que empieza a ser mirado con menos descor- fianzas por las mujeres mismas. Es necesario que mire de frente a los problemas de la vida, que una educación equivo- cada se ha empeñado en ocultarle siempre tras un velo de idea- lidades efímeras cuyo desvanecimiento trae aparejados el des- encanto y la desesperación.

De estos problemas, el más inmediato y también el más eru- do, es la situación económica de la mujer; y he aquí un pro- blema sobre el que las opiniones están enteramente divididas, Quienes con una convicción que nada quebranta, sostienen que toda acción femenina fuera del hogar, es perniciosa y hasta disolvente; quienes, encarando la cuestión desde otro punto de vista, arriban a conclusiones opuestas. Aún sin sostener ningu- na de las tendencias antagónicas, no es posible dejar de reco- nocer que sea cual fuere el campo en las actividades feme- ninas se ejerciten, ellas pueden resposter a dos causas: o a la razón económica que impulsa a los seres todos a mejorar su condición y la de los suyos, o la necesidad y el deber que se siente de contribuir con sus propias energías o talentos a mejorar la situación de los demás.

Ambas razones, consideradas eon criterio sereno y ecuáni- me, bastan para hacer enmudecer cualquier objeción en eon-


— 110 —