Página:Encuesta feminista argentina.djvu/107

Esta página no ha sido corregida

SCUESTA


elementos de primer orden para campear como fuerza sobe- a en el eoncierto social. Su ascensión puede ser muy alta; Tero, pava que se eleve, para que las alturas no le provoqmen vértigos, es necesario cimentarla profundamente sobre las ba- ses más sólidas de la educación. Si se lo habla de derechos, nsable también hablarle de deberes. Su educación e cue Hegar a tal punto que la voluntad se imponga a la bilidad. Enseñarle que ella es portadora de una vida inte- rior órica en ritmos y en brillantes modalidades, es ense- ñarle el manejo de los resortes misteriosos econ que la ha do- tado la naturaleza. Ella puede ser libre sin ser licenciosa, ere- venta sin ser fanática, cultora de lo estético en el deleite sin perder su decoro y sin llegar a confundirse con la liviandad dos- honrosa de la cortesana.

El deber del hombre es cl de ennoblecer el destino de su compañera; pero jamás el de precipitarla en su ruina.

El feminismo que quiere llenar su rol debe ser por lo tanto un feminismo integral. Su eficacia depende de la manera como se desenvuelve en su propaganda positiva y negativa. Si aque- Ma debe tener por objeto inmediato impulsar a la mujer a la perfección de lo bello, de lo bueno y de lo honesto, esta otra debe abroquelarla contra los asaltos impúdicos y contra las aluviones disolventes.

A las fuerzas tentadoras que la circundan, hay que oponer- le fuertes e inexpuenables barreras. Comprendido y praeti do así el feminismo, salvamos para el destino humano la se- gunda de las fuerzas morales que complementan la civilización.

El día en que el pueblo argentino perfeccione el tipo hon bre y con el tipo hombre el tipo mujer, nuestro equilibrio se: perfecio y nuestro porvenir quedará consolidado.

Yo no puedo decir en una encuesta todo lo que hay que ha- cer para llegar a- este fin; pero el lector perspicaz e inteli- gente adivinará fácilmente lo que mi pluma tiene apenas tiem- po de puntualizar. Sin otros elementos que la razón y el buen sentido, nosotros podemos hacer de la mujer un dechado de perfección. Ella ya lo es en cierta forma de la vida social; pe- ro es necesario que esta perfección del sentimiento de dig- nidad, la complemente con elementos liberales que surgen de lo heterogéneo de la vida social y de lo imperativo del mundo moderno.

La revista “La Mujer” que el señor M. J. Font se propone




d










— 101 —