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Simpático a mi alma...
¡Oh, mi amigo el invierno!
Mil y mil veces bien venido seas,
Mi sombrío y adusto compañero.
¿No eres acaso el precursor dichoso
Del tibio mayo y del abril risueño?
¡Ah!, si el invierno triste de la vida,
Como tú de las flores y los céfiros,
¡También precursor fuera de la hermosa
Y eterna primavera de mis sueños!...