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I

Su ciega y loca fantasía corrió arrastrada por el vértigo,
Tal como arrastra las arenas el huracán en el desierto.

Y cual halcón que cae herido en la laguna pestilente,
Cayó en el cieno de la vida, rotas las alas para siempre.

Mas aun sin alas cree o sueña que cruza el aire, los espacios,
Y aun entre el lodo se ve limpio, cual de la nieve el copo blanco.

II

No maldigáis del que, ya ebrio, corre á beber con nuevo afán;
Su eterna sed es quien le lleva hacia la fuente abrasadora,
Cuanto más bebe, a beber más.