Página:En la brecha - Carlos Olivera.pdf/72

Esta página ha sido corregida
LA INFANCIA DE EDGAR POE.

Siempre ha sido materia de curiosa investigación la juventud de los hombres extraordinarios. Detalles que en tiempo de la no sospechada gloria futura dejábanse pasar inapercibidos, como otros tantos acontecimientos triviales de la vida diaria, son después rebuscados á porfía y constatados con meticulosa exactitud.

Es la eterna historia de los genios desconocidos. Tropezamos á cada paso con ellos; los codeamos en la calle, los oímos, respiramos su aliento, pero sus obras nos parecen de ordinario alcance, porque no ha habido una mirada sagaz ó feliz para hacer fijar sobre ellas nuestra atención.

Llegado el día en que el genio es conocido, nos volvemos asombrados hacia aquella figura que tantas veces hemos mirado indiferentemente, y en la cual no sospechábamos otra cosa que un modesto burgués, sin pretensiones exageradas... ¿Pero cómo? nos decimos. ¿Esa frente tan soberbia, esos ojos de águila, esa boca fina y desdeñosa, flexible como el arco de Apolo, esa naturaleza apasionada y palpitante, toda fuego, ha podido escapar así, desapercibida á nuestros ojos?

¡Pero sí, os digo! Recorred la historia de los hombres célebres. Es la misma siempre. Hasta un cierto punto, se ha creído que formaban parte integrante y regular de