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EN LA BRECHA.

va das del espíritu, como ha sucedido con el Júpiter de Fidias. Pero han resultado ser obras bellas, porque los artistas han elegido para modelo, ya que no el tipo de la perfección tal como cada uno, según su idiosincrasia, lo imaginaba, al menos, los tipos reales en sus momentos de mayor belleza. Una muger linda puede dejar de serlo durante algunas circunstancias que dejo á la picaresca inventiva de mis lectores imaginar; y toda la idealización que han prestado los artistas griegos incapaces de crear, á los tipos que tomaron por modelos, fué justamente el de representarlos en sus momentos más felices. Lo que ha hecho el Sr. Zola es exactamente lo contrario: por un gusto que sólo me explico pensando en los paquidermos y palmípedos que aman el vivir en los parajes en que es mayor la fetidez y la suciedad, se ha deleitado en escoger para sus cuadros todo aquello que los verdaderos amantes del arte rechazan, todo aquello que los sacerdotes de la poesía ocultan á los demás y aun á sí mismos, con la tierna solicitud de una madre que borra con sus santas mentiras los defectos de los hijos de su corazón.

Antes que Zola apareciera, «naturalismo» no había significádo más que copia de la naturaleza, en sus momentos de mayor poesía. El tipo y las circunstancias que lo rodeaban, eran presentados con toda la fidelidad posible; pero el culto por lo bello se reservaba el derecho de escoger los tipos más agradables en sus más agradables instantes.

Ahí tenemos el lado realista de la escultura griega, tal como podemos apreciarlo por los poetas y críticos que han llegado hasta nosotros.