Página:En el Mar Austral - Fray Mocho - Jose Seferino Alvarez.pdf/74

Esta página ha sido corregida

72

EN EL MAR AUSTRÁL

sangre, rosadas... Pegadas sobre papél, presentan, después de secas, las figuras más caprichosas: unas veces son arbolitos enanos; otras, ramitas muertas de esas que arrastra el viento ó armazones de peces raros. Cuando vinimos de las Tierras de Graham con el capitán Lánen, en 1892, trajimos una colección formada por el médico de abordo, que tenía cincuenta y trés clases diferentes.

— ¿Anduvo Vd. en esa expedldón?

— Yo me contraté en Malvinas. Fué un viaje lindo y lo realizamos en un invierno y parte de un verano. ¡Tierra rara, amigo! No hay un árbol ni un pastito. El verano que allí se conoce, es como el invierno niás frío que Vd. se puede soñar; hubo días en que se nos heló el aguardiente, ¡Figúrese! No hay casi día durante seis meses y falta noche durante otros seis, pues las auroras australes — que es la claridad del sól reflejándose en las llanuras de hielo, según dicen — iluminan el horizonte cási siempre y alumbran con una lúz pálida y azulada, semejante á la de la luna cuando está velada por las nubes. ¡Y si viera, sin embargo, como andan los pengüines, las avutardas, los sháags y todos los pájaros de aquí! Como nunca han visto hombres, se dejan agarrar sin miedo. También vimos una véz un zorro blanco, pero ese se nos ganó en un socavón y no le pudimos sacar: después nunca vimos más animales. Otros marineros contaron que en expediciones anteriores vieron osos, pero yo no vi nunca ni sus huellas.

— ¿Y las costas cómo son?

— ¡Qué sé yo!... Allí no se vé sinó hielo. Se conoce donde es tierra firme, porqué en la baja marea quedan descubiertas las piedras de abajo, casi siempre coloradas y porqué los témpanos son chiquitos y muchos, debido á que los quiebran los golpes del mar. El capitán trajo muchas muestras de piedras y también lava de un volcán apagado que en-