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CRÓQUIS FUEGUINOS

—Nos habrán sentido,—repuso Smith.—pero yá mañana no se acuerdan, si nosotros no nos hacemos presentes... ¡Oh! ¡Oh!... Por eso no se puede prender fuego y á veces, cuando no háy resguardo, como ahora, ni fumar, ni conversar.... Són múy inteligentes y yá vén, después de una matanza en una roquería pasan hasta un més sin aparecer....

—Eso cuando són tropillas con crías,—dijo Matias:—si se trata de esas manadas, de solteros que se forman todos los años, no... A los cuatro ó cinco días, después que yá el mar se ha llevado los muertos y la sangre, mandan los exploradores y vuelven á salir.

—¿Ha visto cómo són de diablos? No salen sin mandar batidores adelante y, después, con, qué arte ponen los centinelas, ¿eh?

—¿Y qué te gustaría más que salieran mañana, Rubio?—preguntó Calamar: ¿solteros ó hembras?

—Si són hembras con cría, las prefiero por los cueros chicos... Sinó, que salgan solteros, aunque sean más rabiosos que La Nodriza, el amigo de Catalena.

—Mira, muchacho,—me dijo Smith,—vás á estar á mi lado pero no importa: cuando les tomemos á los lobos el lado del mar y ellos atropellen, tienes que tener buena vista y buen puño. Palo y palo no más: que caiga el que caiga, sin elegir!... Ahora, si vés que á alguno no le vás á pegar bien te haces á un lado, porqué sinó te echa al mar y... no háy vuelta!

—¿Y el garrotazo se pega fuerte?

—No hay necesidad. Cansaría mucho y no se haría gran trabajo. El palo se dá en la cabeza, que es la parte sensible del lobo, por lo que siempre la lleva alzada, pués camina empinándose en las aletas delanteras... Si tiene serenidad, ya está todo.