—Ahora yá hay tabaco.—dijo La Avutarda.
—¿Será de Morton también?—preguntó el Alemán.— Esos Bridges no venden sinó cosas de Morton: conservas, salchichones, jabones, anzuelos, ropas, calzado, todo es de esa márca!... Los Bridges mismos creo que són de Morton!
—¡Hombre!... Y es cierto:-agregó otro minero que estaba médio en la sombra ocupado en remendar una ojota.— Yo llegue véz pasada á Harberton, de regreso de una expedición en que fuimos hasta Lemaire y volvía con unas ganas bárbaras de pitar; pedi tabaco ántes qne nada!... El viejo Bridges, al oirme, se agachó y sacando de abajo del mostrador un tarrito de vdrio lleno de caramelos, que tenia precisamente la marca de Morton, me lo quiso vender. diciendo me que eso era mejor que lo que yo quería!
— Y el reverendo se vá extendiendo, ¿eh?... —observó Rana Blanca.—Ahora ha fundado otra estancia: esa que hay en Banner Cove. Los chilenos le han dado permiso para que se establezca, porqué es un buen antecedente para ellos que pretenden ser dueños de la isla Picton, dominadora de todo el Mar Argentino y el único refugio contra los vientos que hacen inabordables estas costas—que un argentino como Bridges, establecido de tantos años aquí, haya pedido el arrendamiento á Chile y no á su pátria.
—Miren,—declaró Smith,— los argentinos—no los que andan por aquí, que se desgañitan gritando al aire—sinó los ases, los que están en Buenos Aires, son múy inocentes ó múy ciegos: en cuanto se descuiden se ván á quedar mirando, aquí en el sur!... Lo mejorcito se lo ván á tomar los chilenos, que són hombres vivos y observadores... Fíjense! ... Isla Picton es la llave de los canales y yá se la han atrapado!... Piensen lo que eso vale: es como agarrarse Gibraltar en el Mediterráneo, si no es más... Y después, observen cómo están balizando todos los puertitos y