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CRÓQUIS FUEGUINOS

cuevas de Bahía Gretton: la fragata, naturalmente, apenas se aguantó trés días... Cuando volvieron á la semana á buscar el escondrijo lo hallaron vacio!

— Bueno!... Ladrón que roba á otro ladrón tiene cien días de perdón.

— Hubieran visto la rábia de Veintidós: creíamos que se iba á enloquecer! Si agarra al que lo pitó, lo desuella como á un lobo!

— ¿Y se ha sabido quiénes dieron el golpe?

— ¿Y qué se vá á saber?...

Y se alzó ante mis ojos la antítesis de Allen Gardinner, en toda su horrible deformidad, y al tender mi vista sobre los confines del mar austrál, allá donde las brumas velan el oleaje tronador, parecióme vér sobrenadando, un enorme pólipo que extendía sus patas viscosas sobre las roquerias y las costas, teatro de tantos heroismos y de tantas bajezas.