esa Francia a quien fastidian les suprimiera su vaca de leche? Se convertirían en abogados sin talento, en novelistas de décimo orden, en transeuntes desconocidos en la acera banali Adelante, pues, la política! ¡Política en todas rartes! ¡política siempre! Cuanto más turbia es el agua, más abundante es la pesca.
Se abusa de pública estupidez, y se lanza un grito de dolor y de rabia porque se conceden solamente veintitantos días para explotar en grande.
Yo, que no soy tendero, opino que esas tres semanas van a ser un buen peso para los mozos algo literatos, sensibles a las buenas fórmulas inte!'ectuales de sus contemporáneos.
Lo mejor sería no leer un periódico, porque los periódicos, encantados con el regalo, en ese mes d: agosto tan vacío generalmente, tan difícil de pasar, abusarán sin dudá ninguna de la materia electoral. Se resarcirán de la brevedad del tiempo con la cantidad de prosa indigesta.
Me parece que tres días hubieran bastado: el primero para avivar al país, el segundo para dejarle reflexionar, y el tercero para depositar el voto. Si no sabe en un día lo que debe hacer, no lo sabrá jamás.
Tengo como una idea de que un día bastaría a los e'ectores para votar bien, mientras que