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las gentes neciamente graves, y a las neciamente alegres, y a los artistas y a los críticos que quieren hacer estúpidamente la verdad de hoy con la verdad de ayer: No comprenden que avanzamos y que los paisajes cambian.
Les odio.
Y :hora ya sabéis cuáles son mis amores, mis bellos amores de mi juventud.
París, 1866.