de mí un francés útii a la gloria de Francia? No me defiendo, pero cometeríais un error si creyéseis que condenándome restablecíais el orden en nuestro desgraciado país. ¿ No comprendeis que lo que más daña a la nación, es la obscuridad en que se la tiene, y "lo que más la hiere es la mentira? Las faltas de los gobernantes amontónanse y se encadenan; un engaño reclama otro engaño mayor para cubrirse, y así llegamos a una farsa espantosa. Se ha cometido un error judicial y para tapar'o es preciso cometer cada .día un nuevo atentado contra el buen sentido ý la equidad.
La condena de un inocente. dió por resultado la libertad de un culpable; y aun hoy se os pide que me condeneis porque grito con angustia cuando veo a la patria en mal camino.
Condenadme, pues, pero será una falta más que añadir a las otras, una falta de que la historia os hará responsables. Y mi condena, en lugar de producir la paz que deseais, que deseamos todos, será nueva semilla de pasiones y desórdenes. La medida está colmada, os lo asegi:ro; no la hagais vosotros desbordar.