| cia sí y que yo querría atraerle hacia mí. No somos del mismo mundo, nosotros blasfemamos el uno por el otro. El desea hacer de mí • un ciudadano, yo deseo hacer de él un artista. 'Ahí está todo el debate. Su arte racional, su realismo, no es a decir verdad más que una negación del arte, una lisa y llana ilustración de lugares comunes filosóficos. Mi arte, por el contrario, es una negación de la sociedad, una afirmación del individuo con independencia de todos los siglos y de todas las reglas y de todas las necesidades sociales.
Comprendo cuánto le embarazo, y no quiero aceptar un empleo en su ciudad humanitaria, me pongo aparte, me crezco sobre los otros, desdeño su justicia y sus leyes. 'Obrando así, sé que mi corazón tiene razón, que obedezco a mi naturaleza, y creo que mi obra será bella.
Quédame sólo un temor: consiento en ser inútil, pero no quiero ser perjudicial a mis hermanos. Cuando me interrogo veo que son ellos, al contrario, los que me dan gracias, y que les consuelo a menudo de las durezas de los filósofos. De hoy más dormiré tranquilo.
Proudhon nos reprocha, a nosotros, novelistas y poetas, que vivamos aislados e indiferentes, no preocupándonos el progreso.
Haré observar a Proudhon que nuestros pensamientos son absolutos, mientras que los suyos no pueden ser más que relativos. Trabaja,