Quiere el bien de todos, lo quiere èn nombre de la verdad y del derecho, no hay porqué mirar si aplasta algunas víctimas dirigiéndose al fin. Consiento en habitar en esa ciudad: me aburriré mortalmente en ella sin duda, pero me aburriré honradamente, lo que 'es una compensación.
Lo que no podría esperar, lo que me irrita, es que Proudhon obliga a vivir en esa ciudad dormida a hombres que rechazan enérgicamente la paz y el anonadamiento que les, ofrece. Es tan sencillo no recibirles, hacerlesdesaparecer. Pero por el amor de Dios, no les echéis una filípica; sobre todo, no os distraigáis en amasarlos con otro fango distinto del que Dios les ha formado, por el simple placer de crearlos una segunda vez tal como vos los deseáis.
Todo el libro de Proudhon está ahí. Es una segunda creación, un homicidio y an alumbramiento. Acepta al artista en pero el artista que él se imagina, el 'artista que necesita y que crea tranquilamente en plena teoría. Su libro está vigorosamente pensado, tiene una 1ógica aplastante; solamente que todas las definiciones, todos los axiomas, son falsos. 'Es un colosal error deducido con una fuerza de razonamiento que no se debería poner jamás sino al servicio de ia verdadsu ciudad,