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fincas urbanas de Colca, eran de su exclusiva pertenencia. Tenía, además, una rica hacienda de cereales y cría, "Tobal", cuya extensión era tan grande, su población de siervos tan numerosa y sus ganados tan inmensos, que él mismo ignoraba lo que, a ciencia cierta, poseía. ¿Cómo adquirió Iglesias tamaña fortuna? Con la usura y a expensas de los pobres. Sus robos fueron tan ignominiosos, que llegaron a ser temas de yaravíes, marineras y danzas populares. Una de éstas rezaba así:

 Ahora sí que te conozco

que eres dueño de Tobal
con el sudor de los pobres
que les quitaste su pan . . .
con el sudor de los pobres

que les quitaste su pan . . .


Una numerosa familia rodeaba al gamonal. Uno de sus hijos, el mayor, estaba terminando sus estudios para médico en Lima, y ya se anunciaba su candidatura a la diputación de la provincia.

El subprefecto Luna poseía una ejecutoria administrativa larga y borrascosa. Capitán de gendarmes retirado, seductor y jugador, disponía de un ingenio para la intriga extraordinario. Nunca, desde hacía diez años, le faltó puesto público. Con todos los diputados, ministros, prefectos y senadores, estuvo siempre bien. Sin embargo, a causa de su crueldad y falta de tino, no duraba en los puestos. Es así como había recorrido casi toda la república de subprefecto, comisario, mayor de guardias, jefe militar, etc.,etc. Una sola cosa daba unidad a su vida administrativa: los disturbios, motines y sucesos sangrientos que en todas partes provocaba, en razón de sus intrigas, intemperancias y vicios.