este número nos resultaría inconcebible. Nada diría a nuestra convicción sensible, careciendo, así, de significación cuantitativa.
De aquí también que en lo relativo a magnitudes, nuestra comprensión dependa esencialmente de la conmensurabilidad. Solo es comprensible lo conmensurable con algo ya comprendido. El primer intento espacial en la materia, pertenece a la cosmogonía hesiódica y constituye un prototipo: "un yunque que cayera del cielo, tardaría nueve días y nueve noches en llegar a la tierra". Nuestros astrónomos conmensuran también las prodigiosas distancias interestelares que podemos calcular pero no comprender, a otras magnitudes y tiempos más comprensibles. Así el mega-kilómetro es un millón de kilómetros; el año-luz, que podría denominarse luán para mayor diferencia, a más de la eficacia monosilábica, representa el trayecto recorrido por la luz durante un año, O sea 9.45 trillones de kilómetros. El parsec o secpar (palabra formada por las abreviaturas de paralaje y de secundus) equivale a la distancia que revela una paralaje de 01": doscientas mil veces la distancia de la tierra al sol, o 3.25 años-luz o 30.8 trillones de kilómetros. El siriómetro representa un millón de veces la distancia de la tierra al sol. Unidades necesarias para acercarse a una relativa comprensión, pues en efecto, los trillones de kilómetros ya nada nos significan. La misma velocidad de la luz, tomada como unidad fundamental en la teoría de Einstein, aun bajo el concepto del maximum, no es