Valgámonos, para comprender mejor aquella insuficiencia, de uno de esos cuadrados de comparación que emplean los geómetras para representar las redes de puntos densos en dicha figura y en el segmento.
Si tomamos el de ochenta y dos pares de puntos correspondientes, que trae Rey Pastor en su Introducción a la Matemática Superior (pág. 79), bástanos imaginar la traslación de una partícula con moderada rapidez y en la misma dirección de las líneas, para comprender que nos causará el efecto de un enredo inextricable como el del movimiento browniano, aun cuando aquéllas forman una red de cuadrados iguales, perfectamente regular. El fenómeno del vuelo es fácil de concebir en conjunto; pero su explicación por los momentos mecánicos es tan vasta como incompleta. Quizá sea imposible hacer su diagrama por exceso de líneas. El movimiento browniano puede ser la manifestación de un orden libertado de las dos condiciones de adaptación y de equilibrio que la abstracción de la gravedad permitiría; o en otro sentido, el polígono indefinidamente abierto de un sistema de tangencias cuyo centro estaría en el espacio de cuatro direcciones, inaccesible a nuestros medios físicos de com probación.
Así se explicaría su perpetuidad; pues la adquísición del reposo y de la inercia, tiene que ser una disposición de fuerzas o de elementos cualesquiera, centralizada por las tres coordenadas de nuestro es-