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EL TAMAÑO DEL ESPACIO

con la coordinación de los movimientos gobernada por el sentido de orientación que decíamos, creando una noción indispensable de equilibrio vital; de tal suerte, que su perturbación engendra el vértigo o "enfermedad del espacio" cuya tendencia suicida constituye una precipitación anuladora de la tercera dimensión espacial. A sí el Dr. de Cyon comprueba que las palomas operadas (op. cit. pág. 25) si podían libertarse de su vendaje retentivo, se mataban, golpeándose la cabeza contra el piso del laboratorio. Los cóndores bruscamente cegados por nuestros campesinos, y dejados en libertad, elévanse ve con vuelo espiral a grande altura; detiénense un instante, cierran de golpe las alas, y se precipitan, estrellándose contra el suelo. Trátase, en ambos casos, de una esencial discordancia entre la voluntad y el instinto de conservación; pues los mismos animales sufren lesiones mucho más horribles, sin intentar librarse de su padecimiento con la muerte.

Atrévome, con todo esto, a pensar que la noción de la posición del punto, determinada por sus tres coordenadas, es la misma del equilibrio vital que compruebo en mí, cada vez que me sitúo o que me desplazo normalmente. Yo soy, así, el centro del universo, lo mismo que en la ilusión del horizonte circular y de la bóveda celeste, dimanando tal vez de aquí la persistencia filosófica y religiosa del antropocentrismo. La continuidad intuitiva viene a ser por su parte una desmesurada inflación de nuestra funda de piel; y sólo cuando la mente se sobrepone