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LEOPOLDO LUGONES

dije ya, la analogía geométrica, expresaremos la gravedad por medio de vectores, los cuales, como se recordará, son coordenadas polares de la curva: los tensores en el cálculo de los cuaterniones. Einstein ha encontrado que sólo una de esas expresiones conviene al caso; y ésta es, precisamente, la generalización del invariante de curvatura de Gauss, efectuada por Riernann. De suerte que en la geometría de las superficies está, repito, la iniciación de la era nueva. La citada memoria de Goettingue se halla henchida del espíritu de Gauss, cuyas alas parecen abrirse en una especie de magnífica revelación.

Ya volveremos sobre esta conclusión importantísima, al tratar de la sensibilidad de la luz a la gravedad, que ha de recordarnos con alto interés la recta "riemanniana". Observemos ahora cómo la única manera de reducir al minimum los errores probables que son inherentes a toda abstracción y a toda generalización, consiste en abstraer y generalizar matemáticamente. Así lo define el propio objeto del cálculo, que es la certidumbre; y de tal suerte, las matemáticas excluyen la necesidad de la intuición. El pretendido consuelo que suministran las creencias fundadas en la adivinación y la convicción sensible, consiste en que engañan con una vana esperanza de sacudir el yugo sin trabajar, a la ignorancia carente de voluntad para vencerse.

Mas, todo esto no debe comportar una fe absoluta en el cálculo, que resultaría menguado fanatismo.