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—¡Vamos! ¡Vamos! Sr. D. Lúcas... que me parece que tiene V. celos...

—¿Celos yo de ese viejo petate? Al contrario. Me alegro mucho de que te quiera...

—¿Por qué?

—Porque en el pecado lleva la penitencia. Tú no has de quererlo nunca, y yo seré entre tanto el verdadero corregidor de la ciudad.

¡Miren el vanidoso! Pues figúrate que Hegase á quererlo... ¡Cosas más raras se ven en el mundo!

—Tampoco se me daria gran cosa...

—¿Por qué?

—Porque entonces, tú no serias ya tú; y, no siendo tú quien eres, ó como yo creo que eres, maldito lo que me importaria que to llevasen los demonios.

—Pero bien, ¿qué harias en semejante caso?

—Yo? ¡Mira lo que no sé!... Porque, como entonces yo seria otro Y no el que soy ahora, no puedo figurarme lo que pensaria despues de mi trasformacion...