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queque mi marido me cree deshonrada! Conha ido á la ciudad á vengarse! ¡Vamos, vamos á la ciudad, y justificadme á los ojos de mi Lúcas!
—Vamos á la ciudad, é impidamos que hable ese hombre con mi mujer y le cuente todas las majaderías que se haya figurado,dijo el corregidor, arrimándose á una de las burras. Déme V. un pié para montar, señor alcalde.
—Vamos á la ciudad, sí,—añadió Garduña y quiera el cielo, señor corregidor, que el tio Lúcas se haya contentado con hablarle á la señora!x será —¿Qué dices, desgraciado?—prorumpió D. Eugenio de Zúñiga.—¿Crees tú que capaz?...
—De todo!—contestó la señá Frasquita.