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—Mejor! ¡mejor!—dijo el madrileño, con los ojos chispeantes de maldad.—¡Todo se ha salvado entónces! Antes de que amanezca estarán caminando para las cárceles de la Inquisicion de Granada, atados codo con codo, el tio Lúcas y la señá Frasquita, Y allí I se podrirán sin tener a quien contarle sus aventuras de esta noche.—Tráeme la ropa, Garduña; que ya estará seca. ¡Tráemela, y vísteme! El amante se va á convertir en corregidor!...

Garduña bajó á la cocina por la ropa.