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marido le acomoda que otro hombre duerma con su mujer. ¡Me parece que la noticia!...

—¡Pues es verdad!—respondieron las madres, oyendo las carcajadas de sus hijas.

—La prueba de que el tio Repela tiene razon—observó en esto el padre del novio,—es que todos los chicos y grandes aquí presentes se han enterado ya de que esta noche, así que se acabe el baile, Juanete y Manolilla estrenarán esa hermosa cama de matrimonio que la tia Gabriela acaba de enseñarles á nuestras hijas para que admiren los bordados de los almohadones...

—Hay más,— dijo el abuelo de la novia.— Hasta en el libro de la doctrina cristiana y en los sermones se habla á los niños de todas estas cosas tan naturales, al ponerlos al corriente de la larga esterilidad de nuestra señora Santa Ana, de la virtud del casto José, de la estratagema de Judit y de otros muchos milagros que no recuerdo ahora... Por consiguiente, señores...

—¡Nada, nada, tio Repela!—exclamaron valerosamente las muchachas.—¡Diga usted otra vez su relacion, que es muy divertida!

—¡Y hasta muy decente!—continuó el abuelo;—pues en ella no se le aconseja á