Esta página no ha sido corregida
133
Garduña, Garduña!—iba gritando la navarra conforme se acercaba á aquel sitio.
Presente!—respondió al cabo el alguacil, apareciendo detrás de un seto.¿Es V., señá Frasquita?
—Si, yo soy. Vé al molino tu amo, que se está muriendoy socorre á —¿Qué dice V.?
—Lo que oyes...
Y V.? á dónde va a estas horas?
voy... á la ciudad —¿Yo? Yo por un médico, contestó la señá Frasquita arreando la burra.
Y tomó el camino del lugar... y no el de la ciudad, como acababa de decir.
Garduña no reparó en esta última circunstancia; pues ya iba dando zancajadas hacia el molino Y discurriendo al par esta manera: de La infeliz no puede hacer más!...
Pero él es un pobre hombre... ¡Vaya una ocasion de ponerse malo!... ¡Dios le da confites á quien no puede roerlos!