Verlo, y haber caido sobre él, y tenerloentre sus garras, fué todo cosa de un segundo.
Aquel papel era el nombramiento del sobrino de la señá Frasquita, firmado por don Eugenio de Zúñiga y Ponce de Leon.
—Este ha sido el precio de la venta!pensó el tio Lúcas, metiéndose el papel en la boca para sofocar sus gritos y dar alimento á su rabia.—Siempre recelé que quisiera á su familia más que á mí!... ¡Ah!
¡No hemos tenido hijos!... ¡He aquí la causa de todo!
Y el infortunado estuvo á punto de volver á llorar.
Pero luego se enfureció nuevamente, y dijo con un ademan terrible, ya que no con la voz: —¡Arriba! ¡Arriba!
Y empezó á subir la escalera andando á gatas con una mano, llevando el trabuco en la otra, y con el papel infame entre los dientes.
En corroboracion de sus naturales sospe-