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trucciones de parte del corregidor, y esta es la hora en que el corregidor estará ya en campaña contra mi mujer... ¡Quién sabe si me lo encontraré llamando á la puerta del molino! ¡Quién sabe si me lo encontraré ya dentro!... ¡Quién sabe!... Pero ¿qué voy á decir? Dudar de mi navarra!... ¡Oh, esto es ofender á Dios! ¡Imposible que ella!...

¡Imposible que mi Frasquita!... ¡Imposible!... Pero ¿qué estoy diciendo? ¿Acaso hay algo imposible en el mundo? ¿No se casó conmigo, siendo ella tan hermosa y yo tan feo?

Y al hacer esta última reflexion, el pobre jorobado se echó á llorar...

Entonces paró la burra para serenarse; se enjugó las lágrimas; suspiró hondamente; sacó los avios de fumar; picó y lió un cigarro de tabaco negro; empañó luego pedernal, yesca y eslabon, y al cabo de algunos golpes, consiguió encender candelade En aquel mismo momento sintió rumor pasos hácia el camino (que distaria de allí unas trescientas varas).