Página:El sentimiento serrano; entremes en verso.djvu/9

Esta página ha sido validada
— 5 —

—Si es uno, dámelo a mí.
—No, a usté no, qu'es forastero;
y como es, tal vez, cabayero,
hoy por mí y luego por ti.
—Te aplaudo la inteligencia.
—Es que hay mucho cara dura,
sabe, que pide fatura
conociendo mi indulgencia
y alegando ser mi amigo.
Y luego, cuando la obtuvo,
dándose dique de astuto:
"La frente acá; aquí el ombligo;
y acá..."

—¡Si será... falluto!...
—¡Ah, pero ió bien me amaño!
¡Como me llamo Canuto
que a ese lo largo po' el caño!...
—Dame dos docenas, pues.
—Moy bien. ¡Tres!...
—No; dos y basta.
—Ya sé. Es que llevo la cuenta
y empiezo contando: tres,
por tres, a nueve aumenta,
y otros nueve, dieciocho...
¡Ay, ay, ay, ay!... Qué cursienta
había sido la canasta.
—¿Qué pasa?
—¡Veia qué pena!
Creía tray la cesta llena
y me he quedau sin biscocho.
—Bueno, es igual.
—¡Un momento!