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S 88 i; he creído prudente cargar con ellas.

Seguramente. Tenga día y noche el revólver al alcance de la mano, y no descuide nunca las precauciones.

Nuestros amigos habían tomado ya un compartimiento de primera clase, y nos estaban esperando en el andén.

—No, no ha habido novedades de ninguna especie—dijo el doctor Mortimer en respuesta á las preguntas de Sherlock Holmes. Una cosa puedo jurar y es ésta: que no nos ha seguido nadie estos dos últimos días. Siempre que salíamos á la calle teníamos cuidado de examinar bien las cosas á nuestro alrededor, y nada podría haber escapado á nuestra observación.

—Supongo que siempre han estado los dos juntos...

—Salvo ayer á la tarde. Por lo general, cuando vengo á Londres dedico un día á las diversiones, y la tarde de ayer la pasé en el museo del Colegio de Cirujanos.

—Y yo fuí á ver la concurrencia en el Parquedijo el baronet.—Pero no nos sucedió nada.

De todos modos, ha sido una imprudenciadijo Holmes meneando la cabeza y asumiendo una expresión muy seria.—Le ruego, sir Enrique, que trate de andar siempre acompañado. Alguna desgracia muy grande puede ocurrirle si está solo.

¿Apareció el otro botín?

—No, señor, parece que se ha perdido para siempre.

Hola! Esto es muy interesante. Bueno, adiós—dijo cuando el tren empezaba á deslizarse por junto al andén. Tenga siempre presente, sir Enrique, una de las frases de aquella curiosa 'a-