euartel general nuestro amigo el doctor Mortimer.
Como usted ve, en un radio de cinco millas no hay más que unos cuantos edificios aislados. Este es Lafter Hall, citado por el doctor Mortimer. Esta casa señalada aquí debe ser Merripit House, la residencia del naturalista... Stapleton, se llamaba si mal no recuerdo. Aquí, siempre en el páramo, hay dos granjas «Picacho Alto» y «Cenagal Pérfido». Aquí, á catorce millas de distancia, está el gran presidio de Princetown. Entre todos estos puntos aislados, y alrededor de cada uno de ellos, se extiende el páramo, desolado y yermo. Este es, pues, el escenario en que se ha estrenado una tragedia, cuya segunda representación en el mismo sitio podríamos provocar.
Debe ser un lugar salvaje.
—Sí, la decoración es apropiada. Si el demonio hubierá querido meter su mano en los asuntos de los hombres...
—¿Se inclina usted, entonces, á dar al caso una explicación sobrenatural?
—Los agentes del demonio pueden ser de carne y hueso, ¿no es así?... Pero hay dos cuestiones que debemos resolver ante todo. La primera es si ha habido crimen efectivamente; la segunda, cuál es el crimen y cómo se ha cometido. Por supuesto, si la suposición del doctor Mortimer fuera correcta, y se tratara de fuerzas extrañas á las leyes ordinarias de la Naturaleza, nuestra investigación habría terminado ya, antes de empezar. Pero para aceptar esto, tenemos que haber agotado todas las hipótesis posibles en el sentido de dar una explicaoión natural al caso... Creo que podemos volver & cerrar aquella ventana, si á usted lo es lo mismo. Es extraño, pero me consta que una atmós-