to, juntó otra vez las manos en las yemas de los dedos, y asumió la expresión más impasible é inquisidora.
Al hacerlo —dijo el doctor Mortimer, que había empezado á dar muestras de una fuerte emoción,— voy á referir lo que hasta hoy no había confiado á nadie. El motivo que he tenido para callar estas cosas en mis declaraciones ante el coroner es el de que un hombre de ciencia debe evitar siempre el colocarse públicamente en una situación que pueda hacerlo aparecer no apoyando una superstición popular. Tenía, además, otra razón para obrar así; la de que, como dice bien el periódico, Baskerville Hall quedaría seguramente abandonado si ocurría algo que tendiera á acrepentar su fama ya siniestra. Por estas dos razones consideré que mi proceder estaría justificado si decía más bien menos de lo que sabía, tanto más cuanto que ningún beneficio positivo podía resultar de contarlo todo; pero ahora, con usted tengo que ser completamente franco.