Página:El sabueso de los Baskerville (1909).djvu/247

Esta página no ha sido corregida
— 249 —

xen que me encontraba yo en aquel momento..

»Quizá recuerde usted que, cuando examiné la »hoja en que habían sido pegadas las palabras >impresas, traté de ver si tenia filigrana. Para ha»cer esto puso el papel muy cerca de los ojos, y »entonces noté que trascendía débilmente al per»fume conocido por jazmín blanco. Hay setenta »y cinco perfumes que es absolutamente necesario »que un perito en criminología pueda distinguir »entre sí, y en mi carrera se han presentado más »de una vez casos cuya solución dependía del pron.

»to reconocimiento de un perfume. Aquella esque»la perfumada sugería la idea de una señora, y »entonces ya empezaba á dedicar yo mis pensa»mientos á la señora Stapleton. De modo que, »cuando fuimos á Devonshire, yo estaba conven»cido de la existencia de un perro de presa, y ha»bía adivinado también al criminal.

Pranc >El propósito que me llevó allí fué el de vigilar »á Stapleton. Era evidente que no me habría sido »posible hacer esto yendo con ustedes, pues él se »hubiera puesto en seguida en guardia.

»De modo que engañé á todos, á usted entre »otros, y me trasladé allá secretamente. Mis pe»nurias no fueron tan grandes como usted se ima»ginaba; pero éste es, por otra parte, un detalle »trivial que no debe dificultar nunca la investiga»ción de un caso. Estuve la mayor parte del tiem»po en Coombe Tracey, y sólo me servía de la ca»baña cuando era necesario estar cerca del campo »de acción. Cartwright había ido conmigo, y con »su disfraz de campesino me fué muy útil. Esta»ba subordinado á él en cuanto á comida y á ropa »limpia. Muchas veces yo lo vigilaba á Stapleton »y Cartwright lo vigilaba á usted; de modo que yo