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»>Craven, precisamente uno de los establecimien »tos que visitó el agente á quien había dado yo »comisión de averiguar este detalle.

»>Allí tuvo á su mujer encerrada en una pieza, »mientras él, disfrazado con una barba, seguía al »doctor Mortimer á esta casa, y después á la es »tación Waterloo, y luego al hotel Northumber»land, cuando el doctor Mortimer llevó allí al »baronet. La señora sospechaba algo de los planes »de su marido; pero le tenía tal miedo, un miedo »provocado por sus malos tratos, que no se atrevió »á escribir para poner sobre aviso al hombre que »ella consideraba que podía estar en peligro. Pen»saba que, si la carta llegaba á caer en manos »de Stapleton, su misma vida no estaría segura.

»Al fin, como sabemos, recurrió al expediente de »recortar las palabras que compondrían el men»saje, y escribió la dirección desfigurando la letra.

»La carta llegó á su destino, y le dió al baronet el »primer aviso del peligro que lo amenazaba.

»Era una cuestión esencial para Stapleton el »conseguir alguna prenda del traje de sir Enrique, »á fin de poder disponer, en caso de que tuviera »que emplear al perro, de un medio de poner á »éste en la pista de su presunta víctima. Con su »audacia y prontitud características, emprendió »en seguida esta tarea; y no hay duda de que el »>limpiabotas ó la camarera del hotel fueron bien »sobornados por »mente, el primer botín que se le consiguió era él para este objeto. Pero, casual»nuevo y, por lo tanto, inútil para su propósito; »entonces lo devolvió y obtuvo otro; incidente éste »en extremo revelador, puesto que me probó de »una manera concluyente que se trataba de un »verdadero perro de presa, desde que ninguna otra ˆˆˆˆˆÃ à à à à à à »tc »p»CC

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