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»sacar de noche de su casa al anciano caballero.

»Varias veces el individuo anduvo rondando el »Hall con su aliado, pero sin resultado. Durante »estas rondas infructuosas fué cuando algún cam»pesino vió al perro, con lo que la leyenda del sa»bueso infernal recibió una nueva confirmación.

>Stapleton habla esperado que su mujer le serviría »para atraer & sir Carlos & su ruina; pero, cuando »llegó el momento, ella se declaró, inesperada»mente, independiente. Se negó de la manera más »resuelta á tratar de enredar al anciano en una »pasión sentimental que pudiera ponerlo en manos »de su enemigo. No hubo amenazas ni golpes, »siento decirlo, que lograran quebrar su resolu»ción. No quería tener nada que ver absolutamen»te en el asunto, y, por un tiempo, el individuo >estuvo sin saber qué hacer.

ARM

»La solución de sus »con la circunstancia de cultades llegó, al fin, que sir Carlos, que le ha»bía cobrado afición, resolvió hacerlo ministro de »su caridad cerca de aquella »ñora Laura Lyons. Stapletoliz mujer, la seae había presenta»do á ésta como soltero, y había adquirido com»pleta influencia sobre ella al darle a entender »que, en caso de que consiguiera divorciarse de su »marido, él sería su esposo. Sus planes llegaron »de pronto á su punto de madurez cuando supo »que sir Carlos estaba por dejar el Hall por con»sejo del doctor Mortimer, con cuyas vistas él, »Stapleton, pretendía estar de acuerdo. Tenía que »obrar en seguida ó su víctima irfa á colocanse »fuera de su aleance. Por consiguiente, hizo pre»sión sobre la señora Lyons para que ésta eseri»biera aquella carta en la que suplicaba al anciano »que le concediera una entrevista la noche antes