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desordenado habría concebido nunca en sus sueños delirantes un monstruo más salvaje, más infernal, más aterrador que aquel bulto negro, de cabeza llameante, que surgió repentinamente á nuestros ojos.

Meme A grandes saltos avanzaba el enorme animal por el camino, siguiendo los pasos de sir Enrique. De tal modo nos paralizó su aparición que, antes de que nos repusiéramos, el monstruo había pasado ya por delante de nuestro escondite. Entonces Holmes y yo hicimos fuego sobre él á un tiempo, y el animal lanzó un aullido horrible; lo que nos demostró que uno de los proyectiles, por lo menos, lo había alcanzado. En vez de pararse, sin embargo, continuó su carrera. A lo lejos, sobre el sendero, vimos entonces á sir Enrique que se había dado vuelta y miraba hacia atrás, con los brazos alzados, la cara blanca á la luz de la luna, los ojos clavados ansiosamente en el monstruo que lo perseguía.

Pero el grito de dolor de éste había dispersado todos nuestros recelos á los cuatro vientos. Si monstruo era vulnerable, era también mortal podíamos herirlo, podíamos también matar Nunca he visto correr á un hombre como Holmes entonces. Me considero bastanta de pies, pero él me dejó tan atrás como halvis jado yo al pesquisante. Delante de notret mientras volábamos por el camino, olamnes les gri tos que, unos tras otros, daba sir Tarimusjunto con ellos, el sordo rugido de la hustla. Llogué á tiempo de ver el animal saltar sobre su viatima, echarle al suelo y tirarle una dentallada en la garganta. Pero Holmes le habla descargado ya en el flanco los cinco tiros restantes de su revál.

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