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bilidades están por que nuestro problemita quedará resuelto muy pronto. No tengo duda...

Holmes se interrumpió de pronto, y clavó los ojos en el vacío, encima de mi cabeza. La luz de la lámpara daba en su rostro, y tan absorto estaba éste y tan rígido, que podría haber sido el de una estatua clásica, de finísimo relieve, la personificación de la vigilancia y de la expectativa.

—¿Qué hay?—exclamamos los dos á un tiempo.

Pude ver, cuando mi amigo bajó la mirada, que se esforzaba por reprimir una emoción íntima. Sus facciones estaban serenas, pero sus ojos brillaban de júbilo.

—Disculpen la admiración de un perito—dijo indicando con la mano la línea de retratos que cubrían el muro que tenía delante.—Watson no quiere admitir nunca que yo conozco un poco de arte, pero esto es simple celo de su parte, porque nuestras vistas sobre la materia son diferentes.

Ahora, bien esta es, realmente, una serie muy hermosa de retratos.

—Me alegra oir decir á usted eso— dijo sir Enrique mirando con alguna sorpresa á mi amigo..

Yo no pretendo saber mucho sobre estas cosas, y sería mejor juez de un caballo ó de un novillo, que de un cuadro. No sabía que tuviera usted tiempo para ocuparse de cuestiones de este género.

—Sé lo que es bueno cuando lo veo, y ahora lo estoy viendo. Aquél es un Kneller, apostaría:

aquella dama de seda azul, allá arriba. Y aquel bravo caballero de peluca, debe ser un Reynolds.

Supongo que todos son retratos de familia.

—Todos.

DOLA

Sabe usted los nombres:?

—Barrymore ha estado instruyéndome especial.

El Sabueso.—14