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La barba !... ¡La barba !... El hombre tiene barba !...

1 —¿Barba?

Cam —¡No es el baronet!... Es... mi vecino el presidiario !...

Con precipitación febril dimos vuelta al cadáver, y la barba pringosa apuntó hacia arriba, á la luz clara y fría de la luna. No podía haber error posible en la identificación de aquella frente combada, de aquellos ojos de animal, hundidos. Era, positivamente, la misma cara que yo había visJumbrado á la luz de la vela entre las rocas... la cara de Selden, el criminal.

Entonces, instantáneamente, todo se hizo claro para mí. Recordé que el Baronet había regalado á Barrymore sus ropas viejas. Y Barrymore había dispuesto de ellas, evidentemente, para ayudar á Selden en su fuga. Botines, camisa, gorra... todo era de sir Enrique. La causa que había determinado esta tragedia estaba bastante obscura todavía; pero, al fin al cabo, el hombre se había hecho acreedor á la pena de muerte, según las leyes de su país. Con el corazón rebosando de gratitud y júbilo recordé á Holmes el regalo del baronet & Barrymore.

—Entonces, las ropas han sido la causa de la muerte de este infeliz—dijo Holmes.—Se ve bastante claro que el sabueso ha sido puesto sobre la pista por medio de algún objeto de sir Enrique..así se explica quizá que el animal haya perseguido á este hombre. Pero la cosa es muy extraña, á pesar de todo; ¿cómo pudo saber Selden, en la obscuridad, que el sabueso estaba sobre su rastro?

—Lo habrá oído.