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guía, desde que ésta me había hecho ver al hombre, de pie en la cima de Picacho Negro. Este había de ser, por lo tanto, el centro de mis pesquisas. Desde allí me pondría á explorar, una por una, todas las cabañas del páramo, hasta dar con la que buscaba. Y si aquel hombre estaba dentro de ella, yo habría de saber de sus propios labios, revólver en mano, si era necesario, quién era y zor qué nos perseguía tan tenazmente. Podía habérsenos escabullido en el tumulto de la calle Regent; pero le costaría mucho hacer lo mismo en el páramo desierto. Y, si al dar con la cabaña no encontraba en ella á su ocupante, me quedaría allí todo el tiempo que fuera necesario hasta que el hombre volviese. A Holmes se le había escapado en Londres: sería para mí un verdadero triunfo atraparlo aquí, en su cueva, cuando mi maestro había fracasado en la empresa.

Smarty Hasta entonces la fortuna nos había sido siempre contraria en toda esta larga pesquisa; pero al fin vino en mi ayuda. Y el heraldo de la buena suerte no fué otro que el señor Frankland, que, con sus patillas grises y su cara arrebatada, estaba de pie junto al portón de su jardín, sobre la carretera por donde yo volvía.

—Buenos días, doctor Watson—gritó con insó—, lito buen humor.—Es verdaderamente necesario que les dé usted un descanso á sus caballos, y que entre á tomar un vaso de vino y á felicitarme.

Después de lo que había oído decir sobre la manera como Frankland trataba á su hija, mis sentimientos hacia él estaban lejos de ser amistosos; pero deseaba despachar á Perkins al break para quedarme solo, y la ocasión era buena. Bajé del carruaje y envié un recado á sir Enrique, haciéndole