Página:El sabueso de los Baskerville (1909).djvu/129

Esta página no ha sido corregida
— 131 —

usted; y, sobre todo, que no lo deje ir solo al páramo.

Sir Enrique me puso la mano en el hombro, sonriendo placenteramente.

—Mi querido amigo—dijo.—Holmes, con toda su sabiduría, no pudo prever entonces ciertas cosas que han sucedido desde que me encuentro aquí. Me entiende?... Estoy seguro de que usted no querría hacer en este caso de aguafiestas. Tengo que ir solo.

Con esto me sentí colocado en la situación más difícil. No sabía absolutamente qué decir ni qué hacer; y, sin esperar á que pudiera formar yo una resolución, el baronet tomó su bastón y se fué.

Pero cuando al fin hube considerado bien la cuestión, la conciencia me reprochó duramente el haber permitido, fuera por lo que fuese, que sir Enrique se sustrajera á mi vigilancia. Me figuré cuál sería el estado de mi ánimo si tuviera que ir á ver á usted, mi querido Holmes, para confesarle que. había ocurrido una desgracia á causa de haber descuidado yo sus instrucciones. Le aseguro que se me encendieron las mejillas & la sola idea de esto. Entonces pensé que tal vez no fuera demasiado tarde para alcanzar á nuestro amigo, y partí en seguida en dirección á Merripit House.

GAV

Eché á correr con todas mis fuerzas, sin poder ver al baronet, 'hasta que llegué al sitio en que el camino se divide. Entonces, temiendo que, después de todo, hubiera equivocado la dirección, subí á una colina desde donde podía dominar el terreno... la misma colina que en otro tiempo fué una cantera de granito. Descubrí en seguida á sir Enrique. Iba por el sendero del páramo, como á un cuarto de milla de distancia, en compañía de