tón ofrece positivamente uno que otro dato. Esto puede servirnos de base para algunas deducciones.
Se me ha escapado algo?—pregunté con cierta presunción. Espero que no será nada de importanciala —Mi querido Watson, mucho me temo mayor parte de sus conclusiones sean erróneasque Al decir hace un momento que usted me servía frecuentemente de estímulo quise manifestar, voy á ser franco, que las equivocaciones de usted me guiaban muchas veces hacia la verdad. No creo que usted se haya equivocado por completo en este caso. Porque el hombre es seguramente un médico rural, y que camina bastante.
—Entonces, yo tenía razón.
—Hasta ese punto solamente.
—¡Pero, si eso fué todo!
—No, no, mi querido Watson, eso no fué todo... Yo presumiría, por ejemplo, que es más probable que un regalo hecho á un médico proceda de un hospital que de un club de cazadores, y presumiría también que, cuando las iniciales «C. C.» preceden á la «H.» de este hospital, las palabras «Charing Cross Hospital» surgen muy naturalmente por sí mismas.
—Tal vez tenga usted razón.
—Todas las probabilidades apuntan en esa dirección. Ahora bien: si consideramos aceptable esta hipótesis, tendremos en ella un nuevo punto de partida para la reconstrucción de nuestro desconocido visitante.
Bueno. Suponiendo que lo de «C. C. H.» represente efectivamente «Charing Cross Hospital, ¿qué otras inferencias podemos hacer?