Página:El sabueso de los Baskerville (1909).djvu/112

Esta página no ha sido corregida
— 114 —

114 razón debía haberla inspirado. Me resistí, pues, todos los empeños para que me quedara á tomar el lunch, y emprendí en seguida el regreso, siguiendo el sendero cubierto de hierba por donde había venido.

Parece que había, sin embargo, una vía más corta entre Merripit House y' el camino, porque, poco antes de llegar á éste, vi con sorpresa & la señorita Stapleton' sentada en una roca al borde del sendero. Su rostro estaba deliciosamente encendido, y se llevaba la mano al costado.

—He corrido sin parar para cortarle el camino, doctor Watson—me dijo.—Me faltó tiempo pars ponerme el sombrero. Tenía que expresar á usted mi pesar por la estúpida equivocación que cometi al tomarlo por sir Enrique. Hágame el favor de olvidar las palabras que le dije entonces, y que nada tienen que ver con usted.

—No puedo olvidarlas, señorita—le contesté.

Soy amigo de sir Enrique, y la seguridad de mi amigo me interesa de muy cerca. Le pido, por lo tanto, que me diga por qué estaba usted tan desposa de que sir Enrique volviera á Londres.

Caprichos de mujer, dootor Watson. Cuando usted me conozca mejor verá que yo no puedo dar siempre razones de lo que digo ó de lo que hago..

—No, no. Tengo muy presente la agitación de su voz entonces, y la mirada de sus ojos. Por fa vor, por favor, sea franca conmigo, señorita; vea que desde el momento que llegué aquí me he dado buena cuenta de que no hay sino sombras por todas partes. La vida aquí es como aquella Gran Ciénaga de Grimpen, en la que uno puede hundirse si no tiene un guía que le indique el camino.

Digame, pues, á qué peligro se refería usted cuan1.